El nombre en inglés del narval es narwhal o narwhale, y el nombre científico es Monodon monoceros. Esta ballena de tamaño mediano es famosa por su característica única de tener un diente largo en espiral parecido a un cuerno delante de su cabeza, que a menudo recuerda a los unicornios míticos.

La parte que se parece al cuerno de un narval es en realidad un diente especializado. Se trata de un canino desarrollado en espiral y una protuberancia alargada, similar al marfil.

El narval macho tiene un solo colmillo que se alarga. El colmillo crece a lo largo de la vida del narval y puede alcanzar una longitud de 1,5 a 3,1 metros con un peso de unos 10 kg.

La mayoría de los narvales machos tienen colmillos izquierdos, y solo 1 de cada 500 machos desarrolla colmillos derechos. Mientras tanto, solo el 15 % de las hembras tienen colmillos.

Los colmillos de las hembras son más pequeños y no tienen forma de espiral. Hasta ahora solo se ha documentado un caso de una hembra de narval con dos colmillos. El colmillo del narval no desempeña un papel importante en su vida diaria.

Las hembras que no tienen colmillos largos viven tanto como los machos. Se han propuesto muchas teorías sobre los usos de los colmillos, como romper el hielo, detectar la temperatura, orientarse o cazar. Sin embargo, estas teorías no han sido probadas de manera concluyente.

En la Edad Media se creía que cortar los cuernos de narval y molerlos hasta convertirlos en polvo podía curar todas las enfermedades. Además, el cuerno de narval se ha utilizado en diversas obras de arte. En el siglo XVII, el trono del rey danés incluso estaba adornado con dientes de narval.

Hoy en día, su belleza y rareza siguen atrayendo la atención de los súper ricos. Se estima que el precio de los colmillos de narval oscila entre 4.000 y 15.700 dólares, a menudo comparado con el valor del oro.

La reina Isabel I (1533-1603) pagó una vez el equivalente a un castillo para poseer colmillos de narval, una especie poco común. Debido a las posibles ganancias, los narvales han sido objeto de una intensa caza.

Aunque la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) no clasifica a los narvales como especies inmediatamente en peligro de extinción, los 75.000 individuos que hoy viven en estado salvaje todavía están potencialmente amenazados.

Además, este animal se ve afectado por el calentamiento global. A medida que la Tierra se calienta, la reducción de la capa de hielo marino del Ártico inferior hace que los narvales sean más vulnerables tanto a la caza humana como a los depredadores naturales, como las orcas, los osos polares, las morsas y los tiburones de Groenlandia.

Los narvales pueden vivir hasta 50 años. Utilizan la capa de hielo o permanecen sumergidos bajo el agua durante largos períodos para evadir a los depredadores en lugar de huir. Entre los enemigos naturales de los narvales se encuentran los osos polares, las morsas, las orcas y los tiburones de Groenlandia.

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