El equipo de rescate era consciente de la urgencia de devolver la ballena al agua de inmediato, ya que la deshidratación representaba una amenaza importante para su supervivencia. A pesar de que las ballenas pueden respirar oxígeno como los animales terrestres, necesitan agua para regular la temperatura de su cuerpo y evitar el sobrecalentamiento. Además, las ballenas varadas corren el riesgo de colapsar por su propio peso o ahogarse si su espiráculo se cubre durante la marea alta.
Para garantizar la supervivencia de la ballena, se enviaron bomberos al lugar. Rociaron agua sobre el cuerpo de 20 metros de largo de la ballena y construyeron una piscina de trinchera de agua de mar, creando un hábitat temporal para mantener viva a la ballena. Los voluntarios también jugaron un papel crucial para ayudar con el movimiento de la ballena, dado su peso estimado de diez toneladas.
Usando cuerdas guía, el equipo de rescate ató cuidadosamente a la ballena y logró arrastrarla a aguas poco profundas. Cuando la marea alcanzó su punto máximo alrededor de las 10 p. m., se desplegó un remolcador para ayudar a trasladar a la ballena más adentro del mar. A las 5:30 am del miércoles, la cuerda de arrastre finalmente se rompió y la ballena fue liberada en las profundidades del mar.
Toda la operación de rescate fue capturada por los medios locales, mostrando los esfuerzos incansables de las autoridades y la liberación exitosa de la magnífica criatura. A medida que el sol salía por el horizonte, se podía observar a la ballena alejarse nadando en la distancia, marcando un final triunfal para la dramática misión de rescate.